Y vivía en las instalaciones de San
Vicente del Raspeig de Asoka el Grande, una asociación protectora de
animales que empezamos a conocer mejor gracias al Grupo de quedadas de socialización de Alicante. A Asoka los conocíamos de verlos en
alguna charla y en panfletos en la Universidad de Alicante, pero a
raíz de entrar en este grupo de Facebook, empezamos a conocer a
voluntarios y gente que colaboraba con ellos y conocer mejor a la
asociación.
Su filosofía es la del sacrificio cero
(salvo por motivos veterinarios de fuerza mayor), por lo que los
perros que acogen se quedan en sus instalaciones hasta que son
adoptados. Esta filosofía es complicada de comprender y compartir, a
mí me cuesta y me costará siempre, puesto que, aceptar que se
destinan muchos medios económicos y logísticos para atender a unos
pocos privilegiados, (a veces, casos muy difíciles con taras
físicas, enfermedades y problemas que les restan mucha calidad de
vida), dejando a tantos otros inocentes en lista de espera o
directamente fuera de ella, es complicado. ¿Gastar miles de euros en
caras operaciones para salvar a un perro que quedará marcado de por
vida por problemas físicos y traumas psicológicos de los que
costará muchísimo recuperarlo y jamás podrá disfrutar de ser
perro como merece?
Algunos lo justifican por sus ideales
éticos con respecto a los derechos de los animales. Yo no, no soy de
éticas rígidas. Yo lo justifico por motivos prácticos y lógicos.
Dos motivos que se relacionan entre sí en un resultado: visibilidad
del problema.
En primer lugar, si se atienden todos
los casos y cada perro que acaba en la calle abandonado o es llevado
a un recinto donde se los acoge hasta su adopción, el problema
desaparece de las calles y las casas de la gente. El problema del
abandono, de la cría particular descontrolada, de la
irresponsabilidad del que adquiere un ser vivo y cree que es un
objeto o un esclavo que debe amoldarse a sus circunstancias sean
éstas cuales sean, sin exigir nada a cambio o tener necesidades
específicas. Si por cada gilipollas inconsciente que le jode la vida
a un perro, hay una asociación de gente concienciada y alguien
dispuesto a adoptarlo, el problema se perpetua, porque no hay
necesidad de que los Ayuntamientos conciencien a la población, de
que el tema se hable en las escuelas, de que la gente se culturice y
evolucione nuestra visión de qué es la tenencia responsable de
mascotas. ¿Por qué? Porque los Ayuntamientos y demás figuras
gubernamentales son vagas y les gusta que “otro” solucione sus
problemas y no tengan que invertir esfuerzos y dinero en nada. Así
que si no hay problema (si el problema del abandono y la tenencia
irresponsable no se nota, gracias al notable esfuerzo de particulares
y asociaciones concienciadas), no hay actuación oficial al respecto
y el problema se perpetúa. El problema debe VERSE, debe MOLESTAR,
para que las autoridades conciencien a la población y actúen.
Y llegamos al segundo punto. Si
sacrificamos a los perros que vienen de: cazadores que se cansan de
ellos y les pegan dos tiros, atropellos, peleas de perros, accidentes
por descuidos, enfermedades avanzadas por dejadez y abandono... éstos
desaparecen, nadie los ve. El problema desaparece y los culpables
permanecen impunes, la mayor parte de veces. Nadie se entera de lo
que hacen, nadie los condena públicamente. No hay necesidad de
concienciar, de educar a la población.
Pero si una asociación saca adelante a un galgo medio ahorcado y atropellado y lo
consigue dar en adopción, sus adoptantes serán la mejor divulgación
y vehículo de concienciación posible, se lo contarán a sus
conocidos y a quien les pare por la calle ante un bicho tan bonito
como un galgo español: “un cazador se cansó de él y lo intentó
ahorcar, no lo consiguió y acabó atropellado en una carretera,
causando un accidente de tráfico. No, no sólo vale para cazar, es
una mascota estupenda, vive con gatos y un conejo y se pasa el día
en el sofá”. Si Asoka saca adelante un caso de Leishmania muy avanzado, con grandes lesiones y consigue darlo en adopción, su
nueva familia le contará a todo el mundo que “un desalmado lo
tenía atado, apenas le daba de comer esperando a que muriera y mira,
con una pastilla al día que vale menos que un cupón de la once,
está fantástico de salud y tan feliz, si hubiera dormido con su
familia y no hubiera estado al raso nunca habría cogido la
enfermedad, hay que ser irresponsable...”. O un caso de una podenca a la que el cazador quiso matar a perdigonazos porque ya no le servía... Y suma y sigue...
Así es como yo lo veo. Quizá esos
casos no serán los perros con la mayor calidad de vida del mundo (sí
con la mayor calidad de vida posible dadas sus circunstancias), y
quizá con el dinero y recursos invertidos en ellos se habrían
podido salvar y dar en adopción 100 perros. Quizá... pero la labor
de denuncia y divulgación que harán es impagable y es lo que hace
falta. Concienciar del problema, hacerlo visible, mostrarlo y no
limitarse a hacerlo desaparecer para que no moleste.
Por eso me gusta la filosofía de Asoka El Grande, me enorgullece decir que Bruma viene de allí y colaboro
con ellos cuando tengo la ocasión.
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